Esta marcada preocupación por la salud física, que se manifiesta día a día, genera un acusado malestar y mucha ansiedad, por lo que los síntomas son muy parecidos a los de este último trastorno.
La ansiedad y preocupación constantes lleva a la persona a revisar signos en su cuerpo o cambios en sus funciones corporales que puedan indicar la presencia de enfermedad (dolores, tos, picores, lunares, cambios en la frecuencia cardiaca…).
Buscan información de posibles enfermedades en internet, consultan con distintos profesionales y/o se someten a múltiples pruebas diagnósticas que confirmen sus sospechas de padecerlas. En ocasiones ocurre lo contrario y la persona evita ir al médico por miedo a que le descubran una enfermedad.
La intervención psicológica irá dirigida a que la persona supere su miedo. Mediante técnicas de relajación, reestructuración de pensamiento y modificación de conducta, entrenamos a la persona para que ponga en marcha estrategias de afrontamiento efectivas para reducir el nivel de ansiedad ante la idea de tener una enfermedad o llegar a padecerla.