La mayor parte de los pacientes siente una elevada ansiedad y temor ante los pensamientos obsesivos. Algunos ejemplos de estos pensamientos son:
Las obsesiones y compulsiones conllevan la pérdida de una gran cantidad de tiempo para la persona, tiempo que además tiende a ir en aumento, así como la intensidad y frecuencia con la que estas aparecen.
Además, suelen aparecer numerosas conductas de evitación y/o escape de situaciones y estímulos que desencadenan el malestar.
El trastorno obsesivo compulsivo se asocia en ocasiones a trastornos como la depresión o a otros trastornos de ansiedad como por ejemplo la fobia social.
Los objetivos de intervención psicológica en estos casos irán dirigidos a la disminución de la valoración negativa de los pensamientos obsesivos, a incrementar la conciencia de la persona sobre los factores de origen y mantenimiento implicados en el problema, y a que la persona retome la normalidad para poder desempeñar las actividades cotidianas de su vida de manera autónoma y ajustada.